LXXVI.
Sin proponérselo, nuestros
enemigos se convierten en nuestros mejores críticos.
LXXVII.
La gente cree que lo que le
corresponde del beneficio es una obligación, y cuanto atañe a los otros, una
imposición.
LXXVIII.
Una hermosa desconocida es un
motivo agradable hasta que se le habla.
LXXIX.
Prefiero pasar un instante
conmigo que el resto de la vida contigo.
LXXX.
Decagálogo. Mandamentada (2).
Ama a quien te odie: eso lo
hará enfurecer.
LXXXI.
He visto los comportamientos
más pueriles en adultos, no en niños.
LXXXII.
Los hombres vienen al mundo a
embriagarse, y las mujeres a chingarlos por beber... y por todo lo demás.
LXXXIII.
Me extraña sobremanera que,
siendo más inteligentes que los hombres, las mujeres toleren a los menos
inteligentes.
LXXXIV.
Si algún día tengo un hijo,
ojalá lo quiera tanto como a mis libros.
LXXXV.
Un hijo de la chingada siempre
es el hijo de otra madre, nunca de la nuestra.
LXXXVI.
En los hombres nunca es real el
arrepentimiento, sólo el engaño.
LXXXVII.
Las mujeres ni olvidan ni
perdonan. Si te aceptan de vuelta en su vida sólo es para recordarte por el
resto de la tuya lo que hiciste.
LXXXVIII.
Llamar a un restaurante que
vende pollos masacrados, “el pollo feliz”. ¡Qué hijodeputez!
LXXXIX.
Poner a la gente más grosera en
“atención al cliente”, “recursos humanos”...
XC.
Quienes te dejan de hablar se
vuelven “más amigables” con los demás. Obsérvenlo.
XCI.
Ojalá que aquellos que tardan
una eternidad en retirar dinero del cajero automático tengan una agonía igual
de lenta.
XCII.
A quien le interesa tenerte de su
lado, tú no le interesas en lo más mínimo.
XCIII.
No gusto de opinar sobre el
trabajo, pero creo que deberían correr a
todos los pendejos de este país.
XCIV.
No es lo mismo ofrecer una
disculpa que humillarse.
XCV.
Hay “amistades” cuya pérdida no
merece sino la celebración.
XCVI.
El ser humano es lo peor que le
ocurrió a este planeta.
XCVII.
Ahora estoy más indispuesto a
hacer algo que nunca estuve dispuesto a hacer.
XCVIII.
Yo sería incapaz de no hacerte eso.
XCIX.
Decagálogo. Mandamentada (3).
Manda a la chingada a la gente,
estando tranquilo.
C.
Yo ya alcancé su tan socorrida
“equidad de género”: soy tan misántropo como misogino.
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