domingo, 6 de enero de 2013

XX Agreguerías. Parte XV.


CCLXXXI.
La diarrea nos obliga a postrarnos toda la noche y la madrugada ante San Itario para que acabe con nuestro mal.



CCLXXXII.
La tristeza nos inspira a abrir el paraguas.



CCLXXXIII.
Aun cuando las muñecas de juguete son niñas, son asexuales.



CCLXXXIV.
El döner kebap es la versión turca del trompo y los tacos al pastor mexicanos.



CCLXXXV.
El ser humano que busca en la alfombra algo que perdió, encuentra el pasado de su especie en el suelo.



CCLXXXVI.
Los billetes viejos y extranjeros tienen algo de alfombras mágicas.



CCLXXXVII.
Los pájaros siempre traen las manos dentro de los bolsillos cuando no vuelan.



CCLXXXVIII.
Las pasas puestas en agua para limpiarse son los dedos que olvidamos en el recipiente hasta que los sacamos con nuestra mano.



CCLXXXIX.
Los periódicos son papel higiénico con fecha de caducidad.



CCXC.
Excusa: disculpa del orgulloso.



CCXCI.
La toronja es una naranja amarga.



CCXCII.
El zapato tenis colgado de los cables es un pájaro al que la parvada dejó atrás.



CCXCIII.
Las prostitutas no sabrían en dónde pararse si las esquinas no existieran.

          

CCXCIV.
Las hormigas son la avanzada del paro cardíaco.



CCXCV.
Algunos poetas calvos laureados parecen portar en la cabeza una corona maltrecha.



CCXCVI.
Agreguería creada por el ingenio popular mexicano: “Las palmeras borrachas de sol.”



CCXCVII.
Otra agreguería creada por el ingenio popular mexicano: “Dormir: cerrar los ojos es mirar para adentro.”



CCXCVIII.
Para rayos como esos se hizo la tormenta.



CCXCIX.
Le soplamos tan fuerte a las velas de nuestro pastel de cumpleaños que nuestro aliento impele las velas del barco que navega.



CCC.
El durazno tiene cara de culo.






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