DLXI.
Las uvas son racimos aciagos de
deseos incumplidos.
DLXII.
Da la impresión de que un grupo
de perezosos hace gran bulto.
DLXIII.
Los oportunistas siempre están
de más.
DLXIV.
El universo porta orgulloso su
penacho de aurora boreal.
DLXV.
Cual heraldo de la Muerte, la
ambulancia recorre la calle esparciendo el estruendoso canto fúnebre de las
sirenas homéricas.
DLXVI.
La antiquísima caverna se
equivocó de ocasión, y en vez de ponerse los dientes, se colocó los colmillos
de estalactitas para masticar a sus visitantes.
DLXVII.
La tintorería resuella
incesantemente por las prendas que aún tiene que planchar.
__________
Méx. El
autor evoca las antiguas tintorerías de su infancia, las cuales mediante un tubo
de escape ubicado en las banquetas, liberaban el vapor. Era frecuente que éste saliera
a los pies de los transeúntes que caminaban por la calle. Aún sobreviven
algunas en medio de las modernas cadenas tintoreras de la ciudad.
DLXVIII.
Los “periodistas deportivos”
son los voceadores de la futilidad.
DLXIX.
Puente de Londres: Mujer
gigantesca que se atavía con su velo de
novia de niebla.
(Inspirado en la foto de un
puente con niebla y los comentarios respectivos del muro de Facebook de Carol Love)
DLXX.
Los fantasmas penan en las
volutas de humo del cigarro.
DLXXI.
El algodón de azúcar es un huracán
benévolo y dulce para el paladar.
DLXXII.
Dios, de vez en cuando, se
prepara al atardecer un algodón de azúcar con las nubes.
DLXXIII.
Cuando las tintorerías antiguas
sacaban vapor debajo de la banqueta pensaba en los automóviles viejos que
arrancaban con dificultad por la mañana.
DLXXIV.
El penacho es una baraja
desplegada de plumas.
DLXXV.
Los profesores que conocen la
historia de Blanca Nieves desconfían cuando sus alumnos los obsequian con una
manzana.
DLXXVI.
Las erupciones de lava derriten
al volcán.
DLXXVII.
Los muertos siempre se llevan
las palmas en Semana Santa.
DLXXVIII.
El perro que aguarda afuera de
la puerta de la casa, salió tan apresurado a orinar que se olvidó de las
llaves.
DLXXIX.
El arpista jala las cuerdas del
arco para soltar sus flechas musicales.
DLXXX.
La capital de Georgia se
contagió de Tiflis (Tbilisi).
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