Pero qué broma tan pesada nos
jugaron
cuando nos expulsaron de la
nada
hacia la tierra por entre las
piernas.
Ni siquiera nos preguntaron si
queríamos
ser, si queríamos venir a este
mundo:
respirar y morir contra nuestra
voluntad.
Simplemente nos abandonaron a
la suerte:
nos vistieron, nos enseñaron a
fingir
y nos condenaron antes de
nacer.
Si me hubieran consultado, yo
habría
preferido ser un árbol, una
roca o el mar;
no un monstruo arbitrario como
ustedes.
Vivir es la única manera que
conozco
de sobrevivir a esta bendición
maldita
que apenas dura una larga
existencia.
Bien, saludos.
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